domingo, 15 de abril de 2012

El del exilio y los recortes

Hay pesimistas como yo, pero no más pesimistas que yo. Además, lo que somos pesimistas disfrutamos cuando las cosas van mal, porque pensamos "ya os lo decía yo, !veis como tenía razón!". Así que últimamente, estoy más contento que una mujer, e.g. la mía, en un centro comercial.

Lo que nos esta pasando, mi exilio y vuestra ruina, era algo que solamente tres o cuatro optimistas podían dudar. En un país donde los pisos se compraban sobre plano y se hacían las casas como el que juega al monopoly, tuvimos que abrir nuestras puertas de nuestros aeropuertos y escuelas a millones de personas para construir esos pisicos. En el mismo país, la inversión en investigación y desarrollo era mínima, los sueldos subían porque subía el IPC, y de repente crecimos durante 15 años continuados por arte de magia. Pues estaba claro que algo no era real. 

Y resulta que nuestra España constitucional no es real. La constitución puede decir que cada Español tiene derecho a una vivienda, pero eso no es real, en propiedad o alquilada es la clave. La constitución puede hablar de nuestra división autonómica, pero eso no es viable. Se les olvido poner en la constitución que cada español tiene derecho a un Ferrari, y todo iría mejor. Hemos vivido unos años que nos han hecho olvidar la realidad. Somos un país de mitad de tabla, que no tenemos nada para poder ser ricos, pero tenemos vecinos que pagan por bañarse en nuestras playas y disfrutar de nuestro agradable clima. Además vendemos tres o cuatro limones, y vamos listos. 

La mitad de nuestro país esta desindustrializado, no tenemos ni una miaja de petroleo o materia prima importante. En nuestro periodo de máximo auge, teníamos un desempleo superior al 10%, lo que en otros países alcanzan en crisis, lo que no nos pone en una posición privilegiada. Quizá nuestra industria más avanzada sea la armamentística, lo cual no termina de ser un poco paradójico...

Y es que en España, como en todos lados, solo nos acordamos de Santa Barbara cuando truena. No es que no sepamos lo que tenemos que hacer, lo sabemos y bien. Solo que preferimos que el paciente se muera antes de aplicar la solución. Y hay una cosa que se llama proceso irreversible, es decir, que no se puede revertir. Si tenemos una la inyección mágica para salvar la vida de nuestro paciente, hay que ponerla cuando esta vivo. Sabemos que las escopetas de pelotas de goma son peligrosas, nos lo dicen y nos lo pasamos por el forro, pero claro, si alguien muere por un pelotazo, entonces las prohibimos. Otro ejemplo, hicimos la ley de Economía Sostenible en 2011, la cual creo que tiene muchas cosas positivas pero que necesita una inversión tremenda, ¿por qué no la hicimos en 2003 cuando teníamos dinero a manta? Pues porque todo iba bien, porque es mejor electoralmente abrir un hospital, que gastarte un dinero en algo que nadie va a ver y solo se notará en un plazo de 10 años. ¿Para qué nos íbamos a cambiar cosas y hacer cosas raras? Pues ahora, tenemos lo que tenemos, yo el exilio y vosotros los recortes.

Y es que muchos de nuestros problemas parten del hecho democrático de que nuestros gobernantes se juegan el pellejo cada 4 años. Resolvemos problemas en esa escala de tiempo, los problemas en otras escalas de tiempo a nadie le importan, pero por eso no dejan de ser problemas. El famoso vídeo de simocracia acaba con una frase que me encanta: "No atribuyas a la maldad lo que puede estar causado por la estupidez". Por eso, yo no me creo que nuestros males estén causados por causas ajenas (gracias Jesús!), nuestros males arrancan en el momento que preferimos estar de fiesta que pensando en como ser mejores. Aquella epoca en la que un niño cobraba más que un catedrático por irse a poner ladrillos de peón. Ahora, tenemos lo que nos merecemos. Es triste, da mucha pena ver a gente en los comedores de caritas, pero es lo que hay chavales!

Y es que esta crisis ha aumentado claramente las diferencias sociales. Unos dicen entre los ricos y los pobres, yo digo entre los de dentro y los de fuera. La crisis es para el que ha perdido el trabajo, lleva sin trabajar un tiempo y tiene que llevar a sus hijos a comer a un comerdor. Para los demás, ¿dónde esta la crisis? Qué hipócritas somos, la verdad. Por ejemplo, para el Rey, ¿dónde está la crisis? Para mi, ¿dónde está la crisis? Para los del bando de la huerta, ¿dónde está la crisis? 

Así que ahora a disfrutar, yo de mi exilio y vosotros de vuestros recortes. Ahora, tenemos dos caminos, seguir llorando y lamentándonos de nuestros males, e.g. a lo griego. O admitir que hay que cambiar la idea que nos habíamos hecho de nuestra vida no es factible, y toca currar más duro o más lejos, e.g. a lo irlandes. Lo cual no quita el contratar al Mel Gibson, pero como esperemos que lo que han creado este desaguisado lo arreglen ahora, vamos listos, si es que se puede decir que por acción u omisión nosotros no hemos sido responsables de toda esta tragedia. Aquí no ha sido un iceberg que ha venido a hundirnos, no ha hecho falta, nosotros mismos nos hemos hecho un buen boquete.

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