Un primero de ano sin saltos de sky es un poco aburrido, así que allá vamos con la primera entrada del año. Supongo que al Julio le molará el concierto que lo ha sustituido.
Uno, que ya se está acostumbrando a estas cosas de la política española, está viendo un poco perpejo como la primera medida de un gobierno de derechas es subir
progresivamente los impuestos sobre la renta del trabajo, del capital y los
inmuebles, y los partidos de izquierdas se quejan de cuán desacertada medida. Pero bueno, no es esto de lo que quería hablar hoy. Evidentemente,
celebrando hoy el décimo aniversario de la entrada en nuestros bolsillos del
Euro, el tema parece obligado.
La corriente de voces que claman contra la permanencia en el
Euro está captando mas adeptos. Ya sabeis mi opinion sobre el Euro. La union monetaria
es un desastre. Indudablemente. Dicho lo cual, si los estados europeos deciden
crear el Euro, España tenía que estar dentro sí o sí. El Euro ha proporcionado
una riqueza incalculable. Nuestra lamentable situación actual es muchísimo mejor
que si hubieramos rechazado unirnos a la Unión. Os pongo un ejemplo.
Vemos un niño con obesidad infantil. Estos niños de 10 años y 100 kg de peso. Su enfermedad se debe a
la acumulación de grasas. Nuestro organismo tiene un mecanismo por el cual podemos pasar por un periodo
falto en alimentos si previamente hemos pasado un periodo de abundancia. Si
nuestro cuerpo no tuviera esa característica, este niño no estaría enfermo
hoy. Por lo tanto, podríamos pensar que este mecanismo, que es el causante de
la enfermedad, es un mecanismo prejudicial. Seguro, que sin este mecanismo,
nuestra especie no seria una especie dominante, incluso quizá las especies cazadoras no podrían haber sobrevivido. En mi última conferencia, John Doyle, uno de los popes del
control, que ahora se ha metido en temas sistemas biológicos, explicaba en una
charla excelente como muchas enfermedades modernas son consecuencia de unos
mecanismos que creamos para nuestra propia supervivencia, pero que la vida
moderna ha pervertido, dando como resultado, enfermedades como la obesidad,
diabetes en niños, etc.
El Euro nos ha traído todo aquello con lo que soñábamos:
tener una moneda fuerte, es decir, estabilidad en los precios de materias primas y confianza para inversores extranjeros; unos tipos de
interés ridículos, es decir, posibilidad de endeudamiento; cobrar nuestro
salario en Marcos Alemanes, es decir, capacidad de adquisición de casi
cualquier bien. Todas estas ventajas que nos ha traído el Euro, que nos han dado
el periodo de crecimiento más prolongado en España desde que existen
registros, se ha convertido en un gran problema a día de hoy. ¿Tiene la culpa el
mecanismo? Pues yo creo que no.
El problema reside en el uso que hacemos de estos
mecanismos. Mecanismos que nos han permitido llegar al estado de bienestar
actual, pero que utilizados sin ningún tipo de control por los tutores, se ha
convertido en nuestra enfermedad. Tener una moneda fuerte, encarece tus bienes
con lo que la baja productividad es un problema que solo puede ser solucionado a base de reducir salarios, con el consecuente trauma generalizado. Los tipos
de interés ridículos en una época de alto crecimiento ha conducido a un endeudamiento
masivo. Poder adquirir bienes alemanes ha hecho de nuestras calles un
aparcamiento de coches alemanes, de nuestros tejados el habitat natural de
placas solares alemanas, de nuestras cocinas, el paraíso de los electrodomésticos alemanes, etc. Nuestras balanzas comerciales están más
desequilibradas que nunca, debido a la perversión de los famosos fondos para la
convergencia.
En fin, los tutores deberían enseñar a los tutelados como deben hacer unos de las ventajas que tenemos, pero creo que esto es complicado. Siempre es más fácil dejarse llevar y evitar las malas caras, aunque sepamos que a largo plazo, vendrán las lágrimas.
En fin, los tutores deberían enseñar a los tutelados como deben hacer unos de las ventajas que tenemos, pero creo que esto es complicado. Siempre es más fácil dejarse llevar y evitar las malas caras, aunque sepamos que a largo plazo, vendrán las lágrimas.