sábado, 6 de octubre de 2012

El del gritos

Ayer estaba yo tomando unas cervezas con sur-europeros, por supuesto, estaba clara nuestra procedencia, pegando gritos y riéndonos a carcajadas en un clásico pub inglés lleno de estiradetes.

Estábamos comentando los cambios tremendos que nuestros países han afrontado en los últimos años. Unos cambios para los que no estábamos preparados. Ya no hace falta decir que lo mal que estamos, ni que el culpable es ZP. Equivocados estaríamos si pensáramos que ahora el culpable es el Rajoy. Se agradecería que no se rieran cuando presentan los presupuestos de la miseria, pero la miseria la tenemos. Estaría genial que no cuando entrasen a gobernar no se limpiasen en las cortinas (ya sabéis aquello de fóllate a la mujer pero...), pero somos la sociedad que somos, y en nuestras manos está cambiar las cosas que pensamos que estén mal. Muchas de estas cosas no cuestan dinero, solo un poco de moral y ética. Esas sí las podemos intentar cambiar. Dicho esto, ya quisiera el 70% de la población mundial tener la miseria sur-europea.

Era un sentimiento común que nuestro único posible futuro estaba fuera de nuestras fronteras. Era un sentimiento común, que habíamos salido para volver, pero el volver se había tornado misión imposible. La lluvia y el frío nos acompañara durante mucho tiempo. También todos coincidimos en nuestra fortuna. Hace 40 años, habríamos emigrado como clase baja para hacer pisos o recoger uva. Nosotros hemos tenido la oportunidad de emigrar como clase media, con unas condiciones laborales mucho mejores que las que nuestros abuelos emigrantes recibieron. Emigrando en avión y no en patera. En fin, afortunados y desafortunados, todo junto alrededor de unas pintas. Cuando dejas atrás familia y amigos a los 30, es complicado hacer nuevos lazos sociales, pero unas pintas ayudan a sentirte en familia.

Justamente, ayer por la mañana, leí en el muro de Patri la entrada del blog de Carlos M. Duarte. Os la dejo aquí. Supongo que expresará el sentimiento de muchos padres al ver a sus hijos marchar. Éxito de criar a gente competitiva y valorada por su trabajo. Fracaso de que nuestra sociedad no tenga un lugar que ofrecerles. Como decía aquella canción de Siniestro Total, "la sociedad es la culpable, que sociedad no hay mas que una y a ti te encontré en la calle". Si queremos cambiar, quizá haya gente que no quiera, deberíamos empezar de abajo arriba. Esta claro que para llegar arriba, primero hay que estar podrido. Así, que es mucho más sencillo empezar por uno mismo. Esta clase de cambios son lentos, pero estoy totalmente seguro de que si todo el mundo sintiera vergüenza cuando un gobierno echa a unos periodistas de la tele y radio publicas, el gobierno no lo haría.

Estar en democracia solo te asegura la elección del amo, pero si no actuamos éticamente nosotros, difícilmente ellos la tendrán. Todo el mundo tenía claro que esto iba a acabar como finalmente ha acabado. Nadie movió un dedo para impedirlo, vivimos los 10 mejores años de nuestra historia muy felices y orgullosos. Ahora toda mirar atrás, reconocer que en que nos equivocamos, y reconstruir nuestro país para tener una sociedad que proteja y no castigue a los más pobres y necesitados.