sábado, 14 de julio de 2012

El del rescate y tus muertos

En ciencia, tenemos lo que denominamos el método científico. Analizando una serie de experimentos, solemos desarrollar una teoría. Muchas veces, ni siquiera eso, hacemos unas cuentas y proponemos que para que mis cuentas estén bien, algo que no conozco debe faltar. Nunca lo he visto pero está ahí. Así muchas partículas han sido primero propuestas y luego encontradas. Creo que a estas alturas ya debéis ser expertos en el bosón de Higgs, así que no comento mucho más.

  
Siento que este en inglés. Pero básicamente, sugerimos una ley, esta ley tiene sus consecuencias que deben ser comparadas con un experimento real. Si hay concordancia, la ley puede ser cierta, si no, la ley es falsa. Incluso si el más inteligente de los humanos propone un universo estático, pero unos años después descubrimos que en realidad nos movemos; cambiamos un poco la ley, para que las consecuencias encajen con el experimento. No nos empeñamos en decir que el universo es estático, solamente porque alguien muy listo lo dijo. 

No parece que los políticos sean conscientes de esto. Siguen tomando exactamente las mismas medidas solo porque los que proponen las medidas son muy inteligentes, aunque saben que esas medidas no conducen a nada más que una perdida de tiempo. La teoría era muy bonica y propuesta por los más sabios de nuestros gobernantes. Una moneda única que pusiera a Europa al nivel de Estados Unidos. Hicieron un experimento. 300 millones de desconocidos pretendieron ser una única entidad que comparte su moneda. El experimento no corresponden con las conclusiones de aquella teoría. La teoría preveía que Europa se uniformaría, todos compartirían la misma riqueza dado que comparten la misma moneda. Por tanto, todo tendría que tener el mismo precio en todas partes.   

Pues no, la misma moneda para todos ha conseguido más desigualdad relativa. Es evidente que países en el sur de Europa han conseguido unos crecimientos y unos niveles de vida mucho mejores que los de antes del experimento. Sin embargo, cuando lograron ser parecidos, nos dimos cuenta de que era mentira. No eramos tan ricos como pensábamos que eramos, nuestra riqueza era mentira. Un simple espejismo. Ahora nos toca volver dos casillas para atrás, empezar a contar lo que tenemos y ver hasta donde nos llega. Lo cual no es en principio trágico de no ser por que nos endeudamos pensando que en lugar de retroceder dos casillas, íbamos a avanzar dos casillas.

Así que podemos seguir con esta teoría fallida, simplemente porque sabemos que fuera del paraguas alemán llueve, así que mejor unas goteras. O podemos intentar coger de nuevo nuestras riendas, volver a ser pobres, y crecer a base de esfuerzo y sacrificio, no solo por el hecho de compartir nuestra moneda con los alemanes.  Y si solo nos llega para ser pobres, al menos tendremos nuestras riendas. Si al menos amenazáramos con ello, quizá la señora Merkel se vería obligada ser más amable. Si nosotros perderiamos con una salida del euro, no creo que los bancos alemanes estuvieran muy contentos si le devolvemos pesetas. 

Pero claro, ahora viene el segundo problema. ¿A quién le damos nuestras riendas? Durante los últimos años me he preguntado que haría el PP para que 12 millones de personas le votaran al ZP. En seis meses me han dado sobrados ejemplos, acabando esta semana con esta grandísima hija de puta que es muy valiente cuando tiene escolta policial. Nuestros políticos son el más fiel reflejo de esta sociedad en la que vivimos. Así que si queremos recuperar nuestras riendas, sería aconsejable intentar cambiar. Intentar valorar más el esfuerzo y menos la picaresca. Es complicado, solo Dios sabe lo que me costo apuntarme cada café que me tome en Alemanía. Pero es lo que tenemos. Cuando nosotros cambiemos, nuestros políticos cambiaran. Mientras tanto, quizá sea mejor que las riendas se las queden los alemanes. 

A lo mejor ha llegado la hora de buscar un gobierno a la italiana. No sé si será posible en España, pero prefiero a una ministra llorando por los recortes que a una hija de puta gritando "que se jodan", aunque la primera haya sido elegida a dedo y la segunda votada. También deberemos cambiar la mentalidad con la que vamos a votar. Si no nos importa a quien ponen y solo votamos las siglas, pondrán a las hijas de los jefecillos. Pajin, Fabra, y la Veronica de mi tierra son ejemplos de ello. No sé, no lo tengo demasiado claro, pero algún día, deberíamos repensarnos nuestro sistema democrático. Y por si alguien me quiere hacer caso, repito, la guerra civil termino en el 39. 


Para despedirme, no voy a utilizar una sandez como: "Andreita, y yo me cago en todos sus muertos". Voy a utilizar la variada regentil, mucho más educada: "Estimada Andrea, y yo me cago en los cuadros de tus muertos".
Me comenta mi amigo Gallego que esta no es la Andreita, que esta es otra del PP de Castellón. Como diria me padre, vaya un ojo para los caballos tienen en Castellón.