jueves, 26 de mayo de 2011

El de la distopia

Por casualidad, he visto un documental en la BBC sobre el poder y el amor. Sobre como las máquinas nos han hecho creer que podría hacer un mundo estable. Es de lo mejor que he visto en mucho tiempo. Os dejo el link  por si os animáis, pero ya os digo que esta en inglés. Todo lo que os voy contar hoy esta casi prácticamente extraído de este documental. 

La distopía es la perversión de la utopía. Esencialmente, es un mundo donde los individuos no necesitan ningún estado que los gobierne. Es el punto de vista liberal, en el que los individuos deben seguirse por su propio egoísmo, y deniega el concepto de altruismo, de hacer algo por lo demás. Quien hace algo por los demás lo hace por su propia satisfacción personal, con lo que no es altruismo, sino egoísmo. El estado liberal se lleva a su último extremo, la desaparición de estado y de la clase política. Si todos sabemos las clásicas novelas sobre utopías, donde el individuo adquiere su razón de ser para pertenecer a un estado, como "1984" o "Un mundo feliz", yo no conocía la existencia de novelas donde el estado desaparecía. Este documental identifica a Ayn Rand, una filósofa ruso-americana, como la persona más representativa de esta línea de pensamiento: el racional egoísmo. Una acción es racional sí y solo sí maximiza el interés del que realiza la acción. Su libro, "La rebelión de Atlas", es el segundo libro más influyente de los Estados Unidos. El primero es La Biblia. Cada persona solamente se necesita a si mismo, su esfuerzo y su persistencia para triunfar en la vida. Como leer es malo para la salud, la gran industria del cine ha estrenado hace unos días la primera parte de una trilogía inspirada en este libro. Por ahora, parece que no va a salir de las fronteras americas excepto por el emule.

Esta filosofía de vida tan americana, ademas de ser la filosofía neoliberal del Tea Party, es la motivación de muchos de los que crearon el Valle de Silicio en California. Este valle creo la posibilidad de crear redes globales, redes que permitieran tirar abajo los gobiernos y dejarlo todo en manos de los individuos que toman cada decisión basándose en su propio interés. Las máquinas, a través de complicados modelos matemáticos permiten la cuantificación de los riesgos de una inversión y, por tanto, ponerles precio. El control del sistema por parte de los políticos siempre conlleva un retraso en la actuación y cuando la decisión es tomada, quizá esa decisión no es la más correcta para instante actual. Todo aquel que trabaja en ingeniería de control sabe de lo peligroso de un retardo. Si no estudias ingeniería de control, piensa en tu ducha. Te metes, agua fría, abres el grifo de agua caliente, pero el agua sigue saliendo fría, abres más el grifo de la caliente. De repente, el agua pasa de fría a caliente. y por tanto, cierro el agua caliente, pero sigue saliendo caliente, y por tanto, cierro más. Y entonces sale fría de nuevo. Así, todos sabemos que debemos de abrir y esperar. Ello es debido a que hay un retardo entre la actuación, abrir o cerrar el grifo, y el sensor, mi piel. Si el sistema funcionase simplemente controlado por el egoísmo individual de las personas que compran o venden acciones, por ejemplo, todo sería mejor que si un político tuviese que tomar las decisiones posiblemente meses después de que exista un desequilibrio.

Bill Clinton entro en la Casa Blanca en 1993. El nuevo presidente demócrata estaba convencido de que nuevas políticas más agresivas por parte del estado debian ser puestas en marcha. El estado debía controlar más. En cambio, un hombre influido personalmente por la corriente de pensamiento de Ayn Rand le hizo cambiar de opinión. Alan Greenspan, gobernador de la Reserva Federal de 1987 a 2006 le hizo cambiar de opinión. Las máquinas, estos sistemas que permitían una interacción global inmediata, eran la solución del capitalismo. El sueño de Ayn Rand era posible, y el estado no solo no debía ser más controlador, sino que debía serlo menos. Durante estos años, Clinton impuso unos planes de reducción de gasto público de los más importantes de la historia de ese país. En cambio, pocos años después, Greenspan se dio cuenta que el valor de las empresas americanas aumentaba sin que en realidad aumentase su productividad. Greenspan avisó de este problema al congreso pero todo el mundo salto sobre él, recibiendo muy duras criticas. Greenspan rectifico, el sistema no estaba mal, eran sus datos los que se habían quedado anticuados. Una gran economía mundial gobernada por máquinas que tomaban la mejor decisión en cada instante habían nacido.  

Durante los siguientes años, estos grandes economistas hicieron su particular experimento de esta nueva economía global con los tigres de pacífico, principalmente, Corea del Sur, Indonesia, Tailandia,.... Nuevas economías emergentes necesitaban dinero. Corea del Sur, influida en gran manera por los americanos, dejaron que sus empresas se endeudaran con el exterior. Los famosos Hedge Fund hicieron su agosto en estos países. En cambio, la riqueza que surgía en estos países no estaba determinada por un sustancial aumento de la productividad, sino por la inyección artificial de liquidez extranjera. Mi querido Paul Krugman, en 1994, ya criticaba este milagro económico asiático, porque solamente un aumento de la productividad genera una riqueza real. Uno de los consejeros de Clinton, el economista Joseph Stiglitz ya estaba advirtiendo de estos peligros, pero no fue escuchado por las altas esferas dado que muchos intereses estaban en juego. Producir riqueza a base de que otro te preste solo conduce a una burbuja que al final acaba reventando. En 1997, los tigres asiáticos reventaron. La posterior intervención del FMI "rescato" a las economias más necesitadas, principalmente Indonesia. El rescate produjo una estabilidad temporal, pero tan pronto el dinero accidental entro en el país, el dinero salio para pagar las deudas contraídas con los bancos occidentales. Al final, la deuda recayó en los contribuyentes y el país se vio abocado a una devaluación brutal de su moneda. El FMI solo salva a los inversores, a los ciudadanos, que los...

Pero si habíamos hecho una supereconomia gobernada por supercomputadoras, ¿qué había fallado? La corrupción de los políticos de estos países, sobre todo Indonesia y Tailandia fue la culpable en estos casos. Nuestra economia global gobernada por nuestro personal egoísmo sigue funcionando. En 2001, llegó el Bin Laden con un ataque al corazón de la economía. Unas semanas tras el ataque a las Torres Gemelas, la gran pesadilla de Greenspan se hizo realidad. El crecimiento bursátil de los últimos años era mentira. Una de las mayores consultoras (Enron) estaba ayudando a las empresas a ocultar su deuda y aumentar su  beneficio. La economía americana estaba bajo mínimos. Ello motivo una bajada de los tipos de interés que debía convertir a la economía en un gran despelote. En cambio, nada ocurrió y la inflación se mantuvo estable. ¿Por qué? La respuesta estaba en el otro lado del mundo. China llena de bienes el mercado americano fabricados con una mano de obra barata. Así que China obtiene gran cantidad de dolares, pero como el gobierno decide sobre los intereses individuales, estos dolares no llegan a los ciudadanos chinos sino que el estado compra deuda americana. De forma, que los dolares vuelven a América. Así, los bancos americanos, repletos de dolares procedentes de los chinos empiezan a prestar dinero indiscriminadamente. Ello provoca una gran burbuja del mercado inmobiliario, dado que grandes bancos, repleto de dolares, se dedican a comprar hipotecas a bancos menores. Estos bancos menores empiezan a prestar sin preocuparse como deberían de averiguar si el dinero será devuelto o no, dado que saben que otro pez más grande va a llevarse la presa. En agosto de 2007 la burbuja estalla en EEUU, con la bancarrota de uno de estos bancos especializados en comprar hipotecas (Lehman Brother). La confianza revienta y los bancos dejan de fiarse los unos de los otros. De nuevo, cuando el sistema hace agua, este necesita de los contribuyentes del país para sanearse. Beneficios privatizados, perdidas nacionalizadas.

Así hemos creado una economía global cuya inestabilidad es manifiesta, para funcionar necesita crecer. La bestia que nos devora, nos da de comer. ¿Cómo matarla, si es la que nos da de comer? Establecer mayores controles sobre el sistema financiero puede ser la respuesta, pero ¿quién controla al controlador? ¿Cómo sabemos que esa persona va a tomar la decisión correcta en cada caso? Si esa persona ya no se razona por su propio interés, ¿tomará una decisión racional?

Personalmente, creo que el estado es totalmente necesario, el estado del bienestar debe existir para repartir la riqueza y crear una sociedad homogénea y segura. De igual forma, el estado debe generar una serie de servicios que sean sostenibles. ¿Necesitamos políticos que se sacrifique por el resto? Si los necesitamos, necesitamos gente preparada en su sector, que una vez hayan adquirido la suficiente experiencia, sean generosos, abandonen su carrera y apliquen sus conocimientos para mejorar el sistema. ¿Necesitamos, al Camps o a la Pajín, sin empleo conocido fuera de la política? Pues yo creo que no. De igual forma, el sistema financiero no puede andar sin control, haciendo cada cual la guerra por su cuenta. Un controlador es necesario. El control siempre es necesario.

Como veis, lo que ha pasado en España, pseudocrecimiento a base de aumento del consumo interno sin crecimiento de la productividad, no es algo nuevo, y  son los clásicos síntomas de una sociedad viviendo por encima de sus posibilidades. Pero, si España no ha sido capaz de mantener bajo control una burbuja que todo el mundo veía  todo el mundo decía que había que parar, la verdad es que controlarlo en casos internacionales y con tantos gobiernos y entes implicados debe ser complicado. Si de nuevo nos fijamos en España, el mayor problema es que mientras la burbuja va engordando, todo el mundo vive de puta madre, hay dinero a manta en todas las administraciones, dinero a manta para que se escape algún pelliquico para que el que controla se relaje un poquillo. Actividad económica creciente, empleo,... en fin, de todo. Cualquiera que diga esto no puede seguir así será tachado de catastrifista, pesismista, etc. Imaginaros un partido que hubiese propuesto retirar la desgrabación por primera vivienda en 2001, ¿quién le hubiese votado? Nadie. La única forma de ver el muro es estrellarnos contra él. El estado te da 100 para que te compres una casa, pues el precio de una casa de 1000 se convierte en 1100. ¡Fácil!

Para acabar, comentar que dos de los economistas mencionados, Krugman y Stiglitz, han sido los consejeros que el Obama le ha cedido a ZP para su plan de ajuste.

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